
Mi misión el día de la boda es simplemente disfrutar del espectáculo. Atrás quedan los días de planear qué se va a hacer, de medir las luces, ir a todos los sitios a la misma hora que se va a pasar, de pensar en nuevos encuadres…
Así es como trabajo, planificando antes para que en vuestro día sólo haya sorpresas de las que llorar de alegría.
Es la manera de tener después fotografías como las de Noemí y Javi, en las que se pueden apreciar desde sus nervios hasta su extrema felicidad.
La magia la hacemos ese día, pero es fruto de un arduo trabajo anterior. La mejor foto puede estar donde menos te lo esperas, pero como decía Pablo Picasso: “La inspiración existe
Disfrutar de esta bonita historia de amor




















